Soy un perdedor en todos los
sentidos, jamás puedo contraer un sentimiento ya que siempre vengo llorando en
el lamento de mi derrota, procuro desnudar mis ideas hasta quedar sin nada de
mis penas, seguir siendo el segundo en una decisión, ser esa persona rara que
todo el mundo lo ven como algo anormal, ya no tiene caso mirar alrededor donde
solo estas tu, solamente tu aislado en una esquina mirando que podrás hacer
hoy, sin nadie que te diga vamos a contar las estrellas, me despido como un adiós
donde el hola es como el silencio de esas dos palabras que se diferencian de
una letra, tan solo una oportunidad se necesita para sobrevivir, tan solo un
suspiro para decir aquí siempre estaré aunque nunca estés presente.
Siempre quiero pero el no poder
querer es como negarme al sentido inverso de lo que sientes tu, cada madrugada
pierdo el alfabeto de una lengua donde nunca aprendí hablar, creo que jamás podre
negarme a decir soy un ganador sin haber perdido un triunfo que nunca me
propuse, cuando mas estoy cerca, me alejo para no quedar en el vació de un
tanque de oxigeno donde el que provoca un suspiro son tus ojos llenos de alegría
que comparten una mímica de energías a mis sonrisas, el destino no existe si me
das una sonrisa para caminar sobre él, las aves mensajeras dejarían de existir
cuando tu rostro destruya la conciencia que describes en cada noche de invierno
y al estar en temporada de lamentos la primavera saca la flor que un día
te
guardaba debajo de mis labios para decirte que no solo puedo hablar ni
escribir, también puedo ser ese chico raro que tiende a derivar tus costumbres en una sola ecuación, que
el resultado de una mala decisión es el perdón de un adiós falso que nunca existió
ya que nunca existió un hola que determine el siguiente paso a convertir un mundo de números en letras mayúsculas
como la inicial de tu nombre tatuando en cada poro de mis dedos, esos dedos que escriben locuras al verte y que
al provocar una consecuencia se alegra que seas tú la que encienda una frase en
un sola pronunciación, te pediría que soltaras mi mano pero nunca la has
sostenido, te acompañaría a un lugar donde solo tú supieras el destino, pero
mis pies se cansan al saber que tus caminos no se asimilan a los míos, quiero
ser un perdedor que se vaya perdiendo por la pesadez de una verdad que fui
creando en mentira cada noche que esperaba el amanecer para solamente
verte y sentirte cerca de mis alas,
dando un aire en ellas para poder volar juntos y no perderme en el susurro de
una marea llena de piedras destruyendo los ojos que a menudo ven el ritmo de
tus parpados.